miércoles, 17 de septiembre de 2014

A Migue.

De esplendor amaneció el día, esplendorosa siguió la mañana, tarde jubilosa pues con el anochecer entrarías en una nueva década , quizás la mejor, la de la madurez,la de la serenidad. 
  De repente oscuridad y  una tormenta... y esa dama negra celosa, irrumpe inesperadamente. 
  Al final nos reúnes a todos, es tú cumpleaños.   Sin tarta ni velas, pero si con flores y llantos. Ese día hasta el cura y el mismísimo hijo de Dios se enfurecen con el Todopoderoso.
 M.J.



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