miércoles, 2 de noviembre de 2011

Va de otoño

Dicen  los entendidos que en otoño la melancolía se desata, debido a que los días se acortan y la falta de luz incide en nuestro estado de ánimo; sin embargo creo que es una estación que invita a la reflexión y al recogimiento, después de estar expuestos a tantas horas en contacto con el astro rey.

   Hace años cuando al estado de  ánimo no se le ponían tantas etiquetas, las personas pasábamos de la tristeza a la alegría, sin darle la menor importancia, pero hoy que todo tiene un estudio previo y una pastilla para combatirlo, hemos hecho de las estaciones  una enfermedad de la que preocuparnos. Ayer sin ir mas lejos tuve una agradable conversación con una persona muy cercana a mí y de la que estoy profundamente orgullosa, y me decía  -"hoy las personas hemos perdido recursos para enfrentarnos a los problemas cotidianos, y a las frustraciones que la vida nos va poniendo en el camino, y añadía, y en eso creo que  tenemos mucha responsabilidad  los médicos, que recetamos a demanda pastillas para el "ánimo", sin darnos cuenta que colaboramos a debilitar el espíritu de sacrificio y fortaleza, que se requiere para salir de cualquier situación, que ponga a prueba nuestra capacidad de resolver conflictos, en ocasiones cotidianos...

   Nos estamos convirtiendo en una sociedad quejica, mimosa,  producto de un pensamiento egocéntrico y me atrevo a decir que  escasa de sentimientos  espirituales, si se quiere entender así; y cuando me refiero a espirituales no me refiero a religiosos, que está muy bien para quien los tenga, pero no va por ahí mi reflexión.; mi reflexión parte desde la base, de hacer personas fuertes entregadas y sobre todo que a la menor completamente complicación en su vida no se vengan abajo; seres comprometidos con sus semejantes y con las dificultades que entraña esta lucha diaria que llamamos existencia. Se ha ganado en comodidad y nos hemos acomodado a no resolver ni el menor conflicto interno que tengamos, queremos todo sin darnos cuenta que las cosas cuestan un sacrificio y sobre todo una trayectoria hasta llegar a una meta. No se puede pretender asumir condiciones que no corresponden ni por edad ni por preparación. Creo que hay que volver a crear en  nuestros niños y jóvenes el valor real de las cosas materiales y  sobre todo de los actos que acometemos.

     Creo que hay que empezar a erradicar "el todo vale" porque estamos en una sociedad que con sus múltiples ejemplos así lo permite y lo aplaude. Ya se que esto parece un discurso manido y palabras que se las lleva el viento, pero en mi experiencia diaria sigo viendo poco compromiso en ciertos sectores cercanos, en que las aptitudes con los niños siguen siendo iguales: Madres multiplicándose y padres ausentes y solamente presentes para desautorizar a esas madres. Eso me preocupa y me indigna, porque es ahí donde está la solución y la base de todos los problemas sociales actuales. "La educación con mayúsculas". Esa base tan importante que antes se aprendía en las casas y se ayudaba a fraguar en los colegios, pero que hoy desgraciadamente los encargados de impartir estas enseñanzas en los hogares en mas ocasiones de las deseables, no le dan valor ni importancia ni  siquiera a los principios básicos de un buen ciudadano, lo que conlleva a enfrentamientos  mas que importantes con los docentes, figura completamente desvalorizada y carente del respeto y autoridad que todos sabemos que merece.

  Creo firmemente que debemos rescatar de unos de los pilares de la sociedad como es la educación, temas y aptitudes por parte de padres y docentes -que algunos puedan creer anacrónicos-, pero que son absolutamente indispensables para la recuperación de algunas conductas sociales,  porque  la ausencia de ellas está repercutiendo de forma muy negativa en  familias de todo orden y condición social.
  
" Va de otoño" que todos colaboremos a sacar estas castañas del fuego.

1 comentario:

  1. Es tan simple como saber que la vida, si es una vida plena, tiene de todo: momentos buenos y malos, placer y sufrimiento, alegría y tristeza, aciertos y errores, suerte y desgracia. Así que hay que disfrutar los buenos momentos y sufrir con dignidad, y como algo natural también, los malos. Estar triste en ocasiones es una situación normal y saludable. Es una cuestión de ducación, como tantas otras. Hay que estar preparado para afrontar los problemas que traiga la vida con la mayor serenidad posible, estudiando las posibles soluciones y eligiendo las que nos hagan sentirnos más a gusto con nosotros mismos.

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