lunes, 16 de abril de 2012

¿Otra vez de visita?





  Llegas como siempre, sin avisar, cargada de maletas para que yo, tonta de mí, te las deshaga sin rechistar.
Te instalas un par de meses, me revuelves la casa, me desordenas armarios y gavetas;  sin dejarte te inmiscuyes en mi vida y en mis asuntos sin el menor pudor. Todos los años me prometo  que éste será el último, que el próximo te pondré unas condiciones y unas normas, ¿pero cómo? si eres tan voluntariosa, tan disparatada que ni hablar contigo se puede. Comprender y aceptar que eres variable se me hace cada vez mas cuesta arriba.
  Este año llegas con la excusa de la menopausia, del síndrome del nido vacío y no se cuantas paparruchas mas, y yo ¿tengo que creerte?. Mira,  ya me estoy hartando de tus manejos y de tu palabrería ¡Una ya tiene una edad! y no puede estar sometida siempre a las manipulaciones de tus vaivenes. Así que que te advierto, o te comportas o el próximo año no existirá la primavera en el calendario.
 M.J.

































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