viernes, 4 de febrero de 2011

Vintage

Una congoja dominguera me atraviesa el corazón, cuando un pequeño diálogo matutino es el detonante de  una carrera frenética de pensamientos. El citado pensamiento, vulgar y en desuso, vino a mi mente con una frase muy pronunciada por mi abuela. "Niña, el árbol se endereza desde chiquitito". Bien, con esa frase estoy cada día mas y mas de acuerdo. El diálogo matutino del que hablaba antes, era referido a las conductas, en concreto, que no podemos permitir a los hijos por mucha gracia que nos hagan. Porque esa ramita que va creciendo torcida, después aunque le pongas todos los tutores del mundo no hay quién la enderece. Yo que últimamente estoy dedicada a la observación de la naturaleza en todos sus aspectos, no quiero exagerar, pero encuentro tantos árboles altos y bien parecidos, pero que a la primera de cambio se caen, se pudren o se tuercen. ¿Y me pregunto? que está ocurriendo con estas cosechas de ahora. Mucho invernadero para crear plantas ornamentales, y pocas especies plantadas en tierra propia y al aire libre como antaño. Esas  especies que tenían que hacerse fuertes a base de desafiar tormentas, calores y demás fenómenos naturales, que hacían a los árboles acostumbrarse a los embates de la vida y a  coger fuerza, sin tanto mimo y calor de invernadero. Que si, que son muy bonitas, pero que muchas veces son solamente fachada y sin aroma, y que una vez que las trasplantas la mayoría de las veces se pierden.
 Saquemos los libros antiguos que muchos creíamos desfasados y retomemos esas enseñanzas que nos hicieron árboles y plantas fuertes y robustas. Si no queremos que ocurra lo que está pasando con tantos adolescentes y jóvenes, volvamos a darle valor  a lo que habíamos arrimado y que pide a gritos sacar, desempolvar y poner en práctica, y que son los vocablos sacrificio, voluntad, entrega y conformismo. Palabras que hoy parecen que han desaparecido del mundo occidental y  que su ausencia tanto daño están haciendo a estas generaciones,  y que nosotros hemos alimentado con nuestras propias conductas. Así que señores hablando en términos modernos saquemos el vintage de la buena educacción de nuestros armarios, seguro que encontramos mucha calidad para lucir.

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