Ojalá pudiera escribirte una carta sin pesares, pero me es imposible . Ayer me quedé
mirando un rato mientras dormías, y vi en lo que nos habíamos convertido. Tú en una esplendorosa mujer madura, abierta de mente, solícita y contenta con el mundo. Yo sin embargo vivo inmerso en un mar de frustraciones, añorando el joven que fui y queriendo quemar los últimos cartuchos de una juventud que hace años me abandonó. Te preguntaría, como has conseguido salir de la rutina y como de un día gris haces un arco iris. Cuando te despiertes y leas esta carta , verás que he decidido que voy a cambiar y me voy a ir lejos a meditar sobre mi pobre relación conmigo mismo.
Te he cogido los ahorros que teníamos para las vacaciones y he reservado dos semanas en un hotelito en la costa azul,
Narciso.
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